Existen muchas versiones de la conversación que tuvo lugar en el edificio de Correos al comienzo de la Revolución y por eso tuve yo que ir a registrar ese momento.
Hasta que yo no volví de mi viaje con la grabación sonora de lo que se había hablado allí for sure, verdad de la buena, verdad verdadera, todo el mundo pensaba que esta frase de Adil no era cierta, que no era posible que Adil, el Magnánimo, hubiera dicho esto, y, de hecho, así estaba en los libros de historia, que luego tuvimos que cambiar cuando volví con el material de La Revolución Invisible:
—Las masas necesitan fascismo, no hay mayor anarquista que yo, pero tienes demasiada confianza en la humanidad de hoy en día, la cual está completamente corrupta y ha sido educada para obedecer a los superiores, y ser fans de sus líderes.
Aún así, a pesar de todo, muchos piensan que el gran salto no hubiera sido posible sin lo que se llamó el fascismo de Adil, que supo dirigir a la masa, conociendo sus deseos más ocultos y reprimidos, que no quiso cambiarla, sino fluir con ella, satisfaciendo sus necesidades, y a su vez, aprovechando la ola de amor de agradecimiento que supo crear en ellas. Los dominó, los manipuló vilmente, pero aún así, a día de hoy, nadie odia a Adil, y todos reconocen que fue un hombre grande, y un verdadero faraón, un ser superior.
Adil recompensaba las conductas éticas, y a esto ahora se le denominó el falso altruismo, porque la masa hacía el bien porque era recompensada por ello, obtenía un interés a cambio, y es por eso que dicen que la revolución de Adil no fue una verdadera revolución espiritual, y que la más pura fue al revolución del Miguel Ángel y la del movimiento 17R, que estaban alineadas.