

Como tú, como yo, prácticamente, toda la humanidad entera aletea desesperada sintiéndose moscas en un ancho y alto vaso de agua. Atrapadas en él, aletean sin ton ni son. Una nueva iglesia, un nuevo banco, un videojuego que se desborda hacia la realidad, simples aleteos, porque la podredumbre salpica a todos. La opulencia se pasea legítima, descarnada, impune delante de los supervivientes; la justicia les protege y les exime de aparentar escrúpulos, disimulos. La aldea global, resignada, cansada, se deja hacer y, con la cabeza gacha, recibe los palos, indefensa, sin poder salir del vaso. Solo una palabra ocupa su pensamiento: VENGANZA El pasado aflora, cuando se trata de sobrevivir, siempre aflora. Pero, cuando la solución no se encuentra fuera, hay que buscarla dentro. Dejar de ver lo que les han enseñado a ver, que son moscas, y elevarse. Elevarse sobre una tabula rasa portando una semilla: la semilla del amor.