Que dizque los servicios de inteligencia de todos los gobiernos del mundo, que ahora actúan conjuntamente, que yo he puesto una bomba en el tribunal de justicia europea, y no se lo creen ni ellos, porque han sido ellos quiénes han creado mediante software de videojuegos el gran atentado, y que nadie ha muerto, o al menos nadie ha muerto en esa ficción, quizás sí lo hayan hecho antes o después, como pasó con las víctimas de la guerra de aviones que se traen ahora entre manos, y que los pobres parias piensan que son simples accidentes, cuando no le echan la culpa al que, en realidad, fue uno de los héroes de todos los tiempos, el gran Andrea Lubitz.
Que fui yo y no otro quien destapó la gran mentira del 11S, y que este fue el ensayo de todo lo que sucedió después del atentado en el club B*, del cual no tengo ninguna responsabilidad, aunque mandé allí a muchos de mis efectivos a que salvaran a Alexia Zyanya, inútilmente, porque desde hace mucho que eso ya estaba en manos del primer grado de Noé.