Que dizque y, es verdad, que morí dos veces, y que los faraones fingieron mi primera muerte. Que dizque también que cuando exhumaron mi cadáver uno de mis familiares me arrancó un trozo de bigote y dos dientes, y que este bigote estaba recortado porque así lo había hecho el servicio secreto americano para que la gente me asociara con el pobre desgraciado de Hitler, una víctima de los faraones, alguien que empezó bien, y acabó mal, porque pensó que estaba jugando a un juego distinto.
Deja una respuesta