Aquí en Getafe, en el Sur, se lleva eso de llamarle a los padres ‘mis viejos’, y bueno, pues ‘mis viejos’ han entrado a Universo Borg a ver cómo su hije se dedica a ventilar las mierdas suyas y de su familia a través de este blog. De momento, no están nada preocupados por su imagen personal, ya que han accedido a las métricas sociales y casi se mueren de la risa. Están convencidos de que todos los que entran son bots y de que ellos son, en realidad, los únicos visitantes al blog.
Se lo he comentado a la editora y ha saltado de alegría, porque creo que es la primera editora del mundo que no quiere que convertir a sus escritores en productos de masas, sino que sueña con que ‘cuatro gatos’, se metan bajo las sábanas por la noche a leer esta literatura secreta sabiendo que solo ellos han descubierto ese sitio, y como si fueran Gollum con el anillo único, digan ‘es mi tesoro’.
Y si este era el sueño de la editora, pues ya se ha cumplido con creces este sueño, y los Gollum son mis padres, qué paradojas de la vida, eh? Como yo digo, los pijos, al final, son los que salvarán el mundo.
Pero aún hay más. Como no podía ser de otra manera, resulta que han perdido el interés por la basura que yo escribo y se han enganchado a qué diríais vosotros? A los crímenes? Nooooo. A La Revolución Invisible? Noooo. ¡A LOS CRONICONES DE LA GALAXIA!
He estado dándole vueltas a por qué unos señoros de 60 años se han aficionado a las aventuras del Capitán Miguel y a Cigarrón del Monte.
Y he llegado a la conclusión de que a mis padres les gusta leer estas cosas porque hablan del mundo en el que a ellos les hubiera gustado vivir cuando eran pequeños, y que ahora, que ya se han dado cuenta de que son unos consumistas sin remedio, por eso la revolución invisible les requema la sangre, y que ya no son capaces de negarse al dinero y a la tecnología y demás, y que están absorbidos, abrazados por ella, no han tenido sufienciente volutinda para ir contra ello, por muy locos de pasado de Antonio Escohotado que fueran en sus años de juventud.
Y yo les entiendo, no quiero excusarles, pero ir en contra de corrientes tan poderosas como puede ser el tornado de la planificación a niveles tan enormes y encima construidos de una forma tan celular, tan difíciles de atacar de ninguna manera puesto que no hay ninguna cabeza visible y que todo está fragmentado al máximo, para que jamás se pueda seguir ninguna ruta, ninguna pista, ninguna manera de culpabilizar o de responsabilizar, así que se han encontrado sencillamente imbuidos en este mundo, como si se tratara de una gigantesca hamaca entre dos árboles, en la que ni mi madre ha puesto los árboles ni mi padre la hamaca, y los dos simplemente se suben ahí encima a mecerse, al son de los faraones, mientras miran hacia abajo a otros que quisieran subirse.