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El personaje de Adil, tan querido en el universo de ficción de esta editorial, tiene dos grandes fuentes de inspiración, una de ellas aparece en forma de trasunto en Chile’s Family, y a él se le atribuye el Adil de la revolución invisible. Sin embargo, el Adil del Club de los cisnes, o Black Swan conspiration, en la nueva versión, tiene su primera inspiración en este personaje.

Y es por eso que un escritor o escritora anónimo de la editorial se ha volcado en analizar más a este personaje, también porque tiene una dimensión ocultista, que es relevante para La Historia Invisible de la Humanidad.

A nadie de esta editorial se le ha escapado la ausencia de mensaje social en la entrevista que MC concedió a Gonzo en el programa de Salvados.

Vaya por delante que es público y notorio que MC consiguió, tal y como él ha recalcado en la entrevista, penetrar en la casta bancaria.

MC insiste en que él era rico y que, por eso, no necesitaba robar. Hay aquí una trampa del lenguaje que a ningún analista del discurso se le puede haber escapado. Y esta trampa no está en el hecho de qué significa ser rico, cómo se hace uno rico viniendo de la nada, y por lo tanto, sobre el origen de su fortuna y, más allá, sobre el origen del dinero. No, no está aquí la trampa. La trampa está en asociar el verbo robar a los pobres. Él dice que, al ser rico, no necesitaba robar; como si robar fuera un término demasiado concreto, demasiado simple, demasiado burdo para su mente brillante, y su sangre ‘especial’. Viene a decir, por lo tanto, de forma implícita, que ‘robar es de pobres’, y que, por ende, al no ser pobre, no pudo robar, sino ‘distraer’ el dinero, como se escucha en otra de sus intervenciones. ‘Distraer’, una metáfora digna de estudio sobre todo para aplicarla al mundo financiero.

Hay cosas que llaman poderosamente la atención del personaje de MC, no de MC en su vida real, sino del personaje y, por lo tanto, del discurso mediático que él se ha encargado de construir de forma sólida y coherente, como una catedral, y por lo tanto, de difundir en sus diferentes intervenciones ante los medios de comunicación, tanto outsiders como insiders.

Y una de estas cosas es que él se define con dos palabras muy grandilocuentes, y que parece que nadie se atreve a cuestionar, y estas dos palabras son: inteligencia y resistencia. Parece que es casi un hecho empíricamente demostrado que este es un personaje ‘inteligente’ y resistente. Pero aunque él se presente así en su discurso público, ¿es realmente así?

Ya sabemos que aunque la psicología ha hecho muchos esfuerzos para que sea considerada una ciencia y legitimar así sus herramientas conceptuales, no deja de estar sujeta, a día de hoy, a una gran carga subjetiva, y por ende, no deja de tender, mucho más de lo que al mundo académico le gustaría, hacia el mundo de las ciencias sociales y de las humanidades.

El concepto de inteligencia está muy en entredicho en los últimos tiempos. Y todo el que se haya movido entre esa clase social que está conformada por las personas de alta capacidades y altamente sensibles sabe que en este mundo hay clases y clases.

Y que la clase más alta es aquella que está ostentada por aquellas personas que invirtieron todo su tiempo y todas sus altas capacidades en el avance de la humanidad, de forma altruista, por el simple amor a la humanidad, con altitud de miras, y por lo tanto, pensando muy muy muy a largo plazo, y en términos de humanidad.

Y, si evaluamos la inteligencia de MC por este rasero, exactamente, ¿cuál es la innovación o progreso o el avance social, político o científico que hizo MC que redundara en el mejor bienestar de toda la humanidad? ¿Cuál es la huella humana que ha dejado y que dejará tras su marcha?

Volvemos a insistir. Sacarse unas oposiciones a la abogacía del estado y quedar el primero de su promoción NO es suficiente cuando estamos evaluando según esta escala de valores arriba señalada. Si MC ha pensado alguna vez que su corazón y su intelecto tiene la misma talla, la misma textura, calidad, aroma, peso y color que el de Nikola Tesla, por poner solamente un ejemplo de una persona a la que le debemos todo el siglo XX y el siglo XXI en términos de visualización del futuro, ya puede ‘hacérselo mirar’.

A nadie se le escapa que la entrevista con Gonzo la haya comenzado introduciendo su mano por debajo de la chaqueta, en un gesto que recordaba al código no verbal decimonónico de la masonería, y también al de Napoleón. Pero cualquiera que tenga una mínima formación en este tema se habrá percatado de que en la entrevista no había ningún valor bello, alto y noble defendido por la ideología de ‘la mano en el pecho’.

Y, en relación a esto, a nadie se le escapa tampoco la ausencia de valores humanos y sociales, de emociones positivas, de pensamientos altos, de visiones del futuro, de reflexiones sobre los grandes temas que ahora acucian a la humanidad.

Y a nadie se le escapa tampoco ese servilismo baboso, rampante y arrastrado con el ex rey. Quién sabe lo que estará detrás de todo esto.

Para empezar es un poco humillante que a uno le llamen para que hable de una tercera persona, ahora que esta persona, en este caso, el ex rey parece ese perro al que todas las pulgas se le asoman en su mayor momento de debilidad.

Si se piensa MC que le hace un favor a alguien hablando de esta persona y de cómo se ejercía el poder, y de cómo, implícitamente, hay una concepción muy despectiva, consciente o inconsciente, de los españoles, del ciudadano, del españolito medio que va a trabajar todos los días a luchar en la jungla de este capitalismo salvaje por esa riqueza ‘inferior’, a la que él ya no pertenecía, puesto que él habla de la existencia de una riqueza superior para la cual se diseñaron los paraísos fiscales y para la que él trabajaba pensando que pertenecía a ella, pero todos sabemos cómo funciona la cima de la pirámide, y no, no era más que un peón al que expulsar cuando su ‘inteligencia’ dejó de ser útil al poder.

Se piensa el señor MC que está en un juicio, y contesta jugando en términos lógicos con las proposiciones, algo que está muy bien para un público con formación académica en derecho, y algo también donde él puede ‘mostrar’ que ‘por ahí’ no le van a pillar, ya que sabe afirmar o negar proposiciones siempre ajustándose a derecho.

Parece que no es consciente o le importa un carajo lo que pueda comprender intelectivamente el ciudadano medio o bajo de la sociedad española.

Esto nos hace pensar que este interlocutor en la entrevista no le interesaba; él quería que le escuchara otro público que no somos nosotros, la masa.

Y, al igual que cuando hablamos de la guerra entre el poder del dinero y el poder de los intelectuales, cuando hablamos del enfrentamiento entre Florentino Pérez y Juan Carlos Monedero, en esta batalla, parece que el señor MC suspendió, sí, suspendió, en ambos lados.

Porque, volviendo al tema del dinero, ¿acaso no era un advenedizo? Para los que llevan cien generaciones duchándose todos los días, los pijos de alcurnia, sin duda, lo era, sí, un advenedizo, un acoplado, uno que venía de abajo, era un outsider, y era muy importante hacer ver que a la cima de la pirámide no se ingresa por mérito o capacidad, eso sería expandir la democracia, y en el sistema español, eso no es posible, aún.

Así pues, a los ojos de los pijos, por mucho que en apariencia le hicieran la pelota, era un pringao, por mucho que supiera ‘dar pelotazos’ o, por decirlo más finamente, ‘haciendo que el dinero trabaje por ti’, como decía Rockefeller, o multiplicando el dinero como si fueran un milagro, cuando todo hijo de vecino que supere el coeficiente intelectual medio conoce muy bien cómo funciona el capitalismo financiero. Por tanto, nada que celebrar.

Pero, MC, aún así, sigue pensando que tiene mérito. Pero ¿mérito de qué?

El poco o mucho coeficiente intelectual, ¿en qué lo ha empleado? ¿A cuánta gente ha ayudado? ¿A cuántas personas ha hecho feliz? ¿Cuál ha sido la naturaleza de su hazaña, más allá, como decimos de aprovecharse de la apertura del sistema económico español post franquista al capitalismo financiero? ¿Miró en algún momento por el bien común? ¿O es que acaso su enorme ego no le dejaba ver que no era más que una gota en el inmenso mar del universo creado por Dios o ‘de forma espontánea’?

Insistimos, nada que celebrar.

Dice también el señor Conde, en una de sus mejores frases, que la verdad es una emoción subjetiva en marcha. ¿Es suya la frase? Porque si la ha cogido de otro, debería citar; sobretodo porque la frase es interesante, pero no deja de redundar en un trasnochado posmodernismo, según el cual, todo es subjetivo, hasta la verdad.

Con todas las teorías que existen sobre la verdad, y ahora resulta que la verdad es subjetiva y dinámica. Okey. Pero parece eso una forma de justificarse moralmente, al negar la existencia de categorías morales o éticas universales. Si negamos la existencia de la universalidad en la moral del hombre, encontramos justificaciones para hacer cualquier cosa, ya que el mal y el bien es subjetivo.

Y esto, no. Por ahí, no. Sobretodo porque esto va en contra de los principios fundacionales de las sociedades secretas, discretas, de amigos; todas querían llevar al ser humano a otro nivel de desarrollo espiritual, y eso pasa por levantar categorías morales universales, el amor, la belleza y la verdad, por citar solo tres señaladas por el filósofo Platón.

Hay una lectura oculta u ocultista de este personaje, en la que no vamos a entrar aquí, y que sin duda, podría ‘salvarle’ moralmente, ya que a día de hoy, A NADIE SE LE ESCAPA, que este personaje, don MC, vale más por lo que calla que por lo que habla. Y lo que calla está relacionado con las verdad verdadera de las razones de su caída, verdad que solo a unos pocos elegidos les corresponde saber y conocer, y que en el caso de que saliera a la luz, nadie comprendería, porque al ciudadano común le faltaría… cómo decirlo, MUCHO CONTEXTO, para darle significado a las acciones que esta persona hizo y a la verdadera razón de por qué las hizo.

Pero no vamos a entrar aquí en esta dimensión, porque esto ya es alta conspiración, y no es el motivo de este análisis crítico de su figura.

Solamente recalcar, antes de terminar. Nadie que sea medianamente inteligente puede dejar de desear, porque así su inteligencia se lo exige, de forma innata, desde que es un niño pequeño, un mundo justo, un mundo donde todas las personas puedan desarrollar su vocación, su verdadera razón de ser, por la que han nacido y cumplir así su función histórica. Un mundo donde nadie esté obligado a trabajar para vivir, a corromper su alma, su espíritu haciendo cosas ‘alienantes’ que van contra su voluntad por el simple hecho de haber nacido desheredado, desposeído, y de tener que ganarse, haciendo lo que sea, el pan, porque sin dinero, hoy más que nunca, no se puede ir ni a la vuelta de la esquina, y él lo sabe muy bien.

Todo el que sea medianamente inteligente sabe que la sangre de todos es roja, sabe cómo se formaron las monarquías tras la caída del imperio romano, sabe que todos somos igualmente diferentes, y que por lo tanto, no hay que humillarse, ni jerarquizarse socialmente, sobretodo cuando esta jerarquía social está basada en el poder de la sangre o en el poder del dinero.

Nadie que sea medianamente inteligente puede defender a un ciudadano con poca capacidad de decisión, y que una elite, del tipo que sea, decida por él, lo normativice, lo esclavice, lo someta, lo eduque, lo haga pequeño, anulando su capacidad de decisión y su potencialidad humana.

Nadie que sea medianamente inteligente podrá defender la no ampliación de la democracia, de una democracia representativa a una democracia cada vez más participativa o directa, donde los ciudadanos aprendan a cooperar, a decidir democráticamente, a ser dueños de sus vidas.

MC se comporta, juega a figurar que es un outsider y al mismo tiempo, juega a que pertenece a esa élite que controla el poder económico, político, el social y el poder mediático.

Nadie le ha preguntado nunca por qué tiene que existir el dinero, por qué tiene que haber clases sociales, por qué los que están arriba están arriba y el que está abajo está abajo.

Queremos que MC se moje y muestre su verdadera ideología. ¿Él está arriba porque tiene coeficiente intelectual alto? ¿Se pensaba que eso era suficiente para estar en la cima? ¿Se pensaba él acaso que este sistema está basado en el mérito y la capacidad? ¿Se pensaba él que era mejor por ser más inteligente y tener más cultura que la casta que allí estaba situada, algunos de cuyos personajes tenían problemas de dispersión y problemas para procesar, no ya comprender, la información abstracta?

Reflexiona mucho esta persona sobre el poder y su naturaleza. ¿Perdona? A veces se concibe como un Robespierre, y otras como un perro sirviente de orejas gachas, que se siente orgulloso porque le ofrezcan la dirección de la Casa Real. ¿Realmente le parece a él eso un cargo importante? Me pregunto qué hubiera pensado Jesucristo, en el caso de que haya existido, o Karl Marx, o Nietzsche, o Stalin, o Wiston Churchill, o Nikola Tesla o el mismísimo Hitler, o Mao Tse Dong si un miembro de la dinastía borbónica le hubiera ofrecido ese cargo. Directamente les habrían escupido a la cara.

Nadie, y cuando digo, nadie comprende cómo una persona que se dice ser inteligente se puede rendir, someter, subordinar, a alguien claramente inferior en estos términos. O hay algo detrás, a nivel político, que se nos escapa, o realmente, esta persona tiene un músculo que se llama memoria, y NADA MÁS. Porque la inteligencia, la inteligencia… es otra cosa, y está relacionada con la búsqueda de la JUSTICIA SOCIAL, sí, señor Conde, JUSTICIA SOCIAL.

Y cuando el señor MC muera, se pesará su corazón, y allí se podrá leer que sus acciones no construyeron derechos sociales, no hicieron que los seres humanos se elevaran, se unieran, experimentaran otras dimensiones más altas del amor universal, y que no descubrió ninguna verdad que contribuyera a la utopía, ni que mucho menos creó belleza.

Siga usted, señor MC, tratando al don de don, disfrutando de que le traten también a usted de don los que le limpian las botas o el baño todos los días, dejando que le adulen el ego gente de reputación moralmente cuestionable, siga usted contándole a la sociedad española cómo, por obediencia, hacía cosas que en ese tiempo no se ‘sabía’ que eran delitos o que estaban mal, porque o vamos a pensar que es más tonto de lo que aparenta o que sigue perteneciendo sin ningún remordimiento a la estructural del mal, de la cual fue expulsado, y como un perro faldero pide a través de sus intervenciones que le vuelvan a meter en El Gran Juego.

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**Para la lectura ocultista de este personaje, debes esperar a que se publique en la obra Kapitalismo Sauvage.


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