
La ruleta rusa
Por no acordarse de los crímenes del pasado, no se acuerdan ya ni siquiera del gran robo de información. Y la que antaño fue la robot más odiada del planeta, se ha convertido ahora en un héroe nacional, que no da más que emociones fuertes a la población mundial, un héroe al que los poetas ya le han dedicado más de una gesta y que ocupa, tras Adil y Marilyn, el tercer puesto entre las personas más famosas del planeta R.
El caso de la Paca es reseñable por muchas cosas, pero sobre todo por haberle despertado a muchos historiadores aficionados de nuevo cuño la curiosidad por saber qué pasó realmente en la historia del mundo antes de la R-Evolución.
Muchos historiadores, ahora, gracias a la renta abundante, con todo el tiempo del mundo para ejercer su vocación, digitalizan libros y libros de las bibliotecas de papel de todo el mundo en relación a la Segunda guerra mundial, para así poder saber qué pasó con Hitler, quién era María Orsic, y por qué había una nave espacial en la Antártida, y, lo que quizás es más sangrante, por qué la Paca lo sabía y ellos, no.
También todos nosotros nos hacemos estas preguntas mientras observamos a la Paca aterrizar en Marte con el platillo volante de marras.
Con este ansia de saber, acuden los periodistas a Virgilio de forma casi atosigante para encontrar una narración mínimamente verosímil y racional a todas estas preguntas.
Virgilio, que ha vuelto ahora a su querida patria, Grecia, vive tranquilamente con el Chatito en la isla de Mikonos, y no para de dar esquinazo a todos los cotillas que se mueren por conocer más sobre la vida de su mujer.
Es Virgilio ahora uno de los hombres más ricos del planeta y más valorados por su tecnología de invisibilidad, uno de los productos más demandados del mercado R. Atrás quedaron los tiempos en los que era un perseguido de la justicia, el terrorista más buscado del planeta. Muy por el contrario, Virgilio es en la actualidad un reputado héroe de la resistencia al Antiguo Régimen, toda una institución y un símbolo de la Revolución.
Sin embargo, hay cosas que nunca cambian, y, bajo la apariencia de un tierno viejecito que vive de sus viejas glorias, se esconde el mismo espíritu rebelde de siempre, y, no se conforma Virgilio con haber liberado a Europa de la esclavitud del dinero Fiat, sino que quiere acabar de una vez por todas con los faraones y sacar al planeta de la Edad Media.
Desconfiado como perro viejo que es, ahora se ha convertido en un fuerte tiburón en la bolsa, y, tras apuntarse a las aplicaciones de Emerge-Liduvina, dedica todo su tiempo en comprar-vender-comprar-vender y especular con el valor de las grandes compañías, como si fuera un jugador implacable del juego Tocado y Hundido.
Juega Virgilio, codo con codo con Emerge, a bajar el valor emocional de los productos que cotizan en bolsa, para que el accionista ya no sienta nada al poseer esas acciones y termine jugándoselas en los tableros de ajedrez.
Al frente de uno de estos tableros, está Liduvina con su organización, esquilmando toda la riqueza faraónica para ponerla en manos de los rusos de Rusia, que juegan con ella a través de una aplicación de móvil llamada El jugador, en honor a la obra del famoso escritor Dostoievsky.
Sabe el gobierno ruso que sus habitantes no producen nada y que solo se dedican a jugar a la ruleta rusa todo el día, y deja que las cosas sigan su curso, con mucha tranquilidad, puesto que las encuestas sociológicas dicen que los rusos están desengañados y la revolución R, algo en lo que ellos son unos expertos muy fracasados, no les tinca, no les atrae, no les convence y mucho menos creen que el sistema R, una suerte de capitalismo decreciente, les vaya a llevar a la utopía de la vida en común que un día su pueblo soñó para Rusia.
El ruso ha perdido la fe, y ya no confía en nada ni nadie, ni en la historia ni mucho menos en ellos mismos. Solo quieren jugar.
Todos estos indicadores está viéndolos Adil en los informes de sus asesores de geopolítica de las consultoras de Emerge. Y, pareciera, que el viento corre a favor del último faraón, y, que por primera vez desde que comenzara su andadura, puede darse un respiro.
Como os he dicho antes, estoy en Madrid, y he venido a visitarle a él, al único faraón que queda todavía en pie sobre la tierra con todo su poder indemne, ya que el RCoin de oro es de su propiedad, sin que a ningún ciudadano R se le haya ocurrido cuestionar este pacto.