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Que dizque algunos que se preguntan por qué llamé a mi cárcel La catedral, y en ese tiempo no podía soltar ni prenda, aunque mi gorro lo decía todo, pero ahora es bastante evidente que ya por aquel tiempo yo ya estaba entrando en contacto con Asmodeo, que me hacía pruebas todo el tiempo, pruebas más endiabladas que las que les hizo al mismísimo Salomón, pruebas con las que él ponía a prueba mi corazón, para saber si era puro, y lo cierto es que, como el de Adil, no lo era, tal y como demostré con el tema de la tapa del wáter, y por la que me tuvieron que dar un toque. A día de hoy, no sé por qué me pusieron de su lado.