Capítulo de obra, El año de la abolición del dinero, January

La mujer naranja (29)

Entro en palacio tras la furgoneta y, la camilla corre que se las pela por un gran pasillo hasta llegar a un gran salón donde, si mis ojos no me engañan, está María Sabina en trance esperándola.

Extrañado por encontrarme a esta mujer aquí, consulto las fuentes de la época y, una vez más, en la enciclopedia de internet pone que está muerta. Contradecido por esta información, la registro rápidamente en mi bitácora mental y continúo observando todo lo que ocurre aquí.

Estamos en el salón principal del palacio, que está completamente vacío, solo se encuentra aquí María acompañada de sus hongos y de sus hierbas.

El mayordomo y el botones la ponen en el suelo, sobre unas mantas.

—Ha perdido mucha sangre, —le informa uno de ellos a Sabina.

La chamana sin salir del trance comienza a pasarle las manos por encima, a estabilizar los campos magnéticos y a derramar sobre las heridas un ungüento extraño que huele a árbol de té aunque tengo dudas de que sea esto realmente, ya que esta planta no sirve para cicatrizar.

soy la payasa sagrada
soy flautista
puedo entrar y salir del reino de la muerte
huipil, milpa
sabia en lenguaje
sabia en medicina
huipil, milpa
como es tu conciencia así es la mía yo sé cómo viene el hombre sagrado viene del sol sagrado
huipil, milpa
oigamos las voz que viene del otro mundo
siento que dios es todo lo que me rodea
los hongos dan sabiduría
huipil, milpa
los hongos curan enfermedades
mi destino es curar con el
lenguaje de los niños santos
era ya mi destino antes de nacer
los niños me hablan de cómo curar
a los enfermos
yo soy la intérprete, porque
cuando sueñas, el espíritu vaga
los niños santos curan las llagas del espíritu
es el espíritu lo que enferma
si el enfermo no me dice la verdad
de su mal, yo lo adivino
les digo que me den el poder de
rastrear el alma
porque no tengo basura
porque mi conciencia está limpia,
como la tuya, dios
soy la mujer reloj
y los que creen, sanan
los que no creen, no sanan
hago canto
siento que hago canto bonito
soy la hija de dios
y he nacido para ser sabia
sabia en el lenguaje
sabia en todo
templo vivo de sabiduría
soy la nadadora sagrada…

—Como buena chamana, María Sabina sabe que debe vomitar por Alexia, ya que esta continúa inconsciente.

Entretanto, esta se hunde cada vez más en un remanso de paz y de felicidad. Muchas personas están ahora en su mente, diciéndole que no camine hacia la luz, pero lo cierto es que no reconoce a ninguna de ellas.

Da vueltas Alexia sobre este corro de gente que le impide avanzar hasta que una mujer desnuda, espectacular, que le triplica el tamaño y que tiene una gran melena pelirroja, se coloca delante de ella en el centro del corro; arrancando de un árbol virtual unas uvas doradas que poco a poco se van tornando azules dice:

—El amor es la frecuencia del universo.

La mujer naranja levanta el dedo índice y le toca el tercer ojo de su frente. Alexia se desliza por una rampa de aquapark y cae en una gran piscina de bolas y guirnaldas de colores.

La mujer retira el dedo de su frente y esta vuelve a estar otra vez en el corro.

—Alexia, gracias a tu gramática del amor, la humanidad pronto satisfará todas sus necesidades, y, sin embargo, yo tendré que morir para salvaros a vosotros y para que Noé pueda seguir su camino.

Sabina considera el ritual terminado.

—Allá afuera, todo el mundo está diciendo que Alexia está muerta, —dice el mayordomo.

—¿Y ahora qué hacemos? —contesta Ramón.

—Dejémosla aquí. Según la profecía, el cyborg y la niña vampiro vendrán dentro de unos minutos y cuidarán de ella.

—Si es así, entonces ya sólo queda una última cosa.

Sabina pone los ojos en blanco y un pequeño pájaro de ciudad entra por la ventana y se posa en su mano. Ambos se miran como si se conocieran de una larga amistad de años. En la retina del animal, se proyecta la cara del filósofo Karl Marx, cuya voz se escucha ahora en todos los medios de comunicación del mundo, sin que nadie, una vez más pueda hacer nada para evitarlo:

—Atención, atención, el que tenga ojos que oiga. Alexia Zyanya, la esperanza del mundo, está viva y quiere mandarle un mensaje a toda la humanidad y es este: No desmontaremos la casa del amo con las herramientas del amo. Un nuevo mundo comienza, y este súper mundo feliz esta vez será levantado sin la que hasta ahora siempre había sido la comadreja de la historia, este nuevo mundo será sólidamente cimentado en la no violencia.

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