01/01/01,
Beijing,
República Popular China
Esta mañana, la bolsa del gran gigante chino ha estado cayendo en picado durante casi dos horas seguidas. Mientras tanto, en un previsible efecto dominó, el resto de las bolsas del mundo ha mordido también el polvo hasta forzar el cierre.
Tal y como cabía esperar, los semifaraones han sido los más beneficiados de esta operación, largamente planeada en el tiempo, tal y como hicieron una y otra vez sus predecesores, los faraones. Sin embargo, a diferencia de ellos, estos han perdido la conexión con el conocimiento oculto y han cometido una serie de torpezas que han puesto en evidencia sus malas artes, exponiéndolos como nunca había pasado. Su mano ha dejado de ser invisible, y algunos han cometido la osadía de incluso señalarles con el dedo.
Después de todo, parece que La Gran Hazaña del Club no ha caído en saco roto y, lentamente, parece que esta ha ido calando en el dinosáurico pensamiento colectivo, el cual avanza flemático por los siglos de la historia, dando pasos pesados y a cámara lenta, pasos muy costosos y muy a su pesar. Pasos que una vez dados, y esto los faraones lo saben bien, ya no hay vuelta atrás.