En cierta ocasión, cuando nos volvimos a pasar, por enésima vez, del planeta Muy, muy, cercano, el capitán Miguel aprovechó para hacer una paradita en el planeta Mates.
Al muy caprichoso, se le había antojado probar una buena ración de “garbanzos con bananas”, un plato que solo se puede degustar en este rincón de la galaxia.
Y, dicho y hecho, al poco tiempo, ya estábamos delante de una mesa esperando a que los monos del planeta Mates nos dieran de comer.
Pero, justo antes de servirnos, los monos le hicieron una pregunta al capitán que este no supo contestar. A ver si tú, que también eres humano, te sabes la respuesta. Allá voy.
Imagina que vas por la carretera y estás conduciendo un carricoche a pedales cargado de bananas; de camino, otros monos ponen y cogen bananas del carro. Así, la mona Ángela pone dos bananas en el carricoche; el mono Anselmo, cuatro; el mono Andrés retira dos, pero la mona Manuela coloca seis; después, el mono José Antonio se coge tres para él solito, pero solo en principio, porque luego se arrepiente y devuelve una banana al carro.
¿Estás calculando? ¿Sí? Pues la pregunta es…
¿Cómo se llama el conductor del carricoche?
(Ahora voy a abrir un espacio en blanco, destinado a vuestro inteligente pensamiento y, sin duda, a vuestra acertada respuesta).
¡Muy bien!
Lo has conseguido, tú eras el que conducías el carricoche a pedales, por lo tanto, ¡el nombre del conductor es el tuyo!
Te ha parecido fácil, ¿a que sí? Pues resulta que el capitán Miguel, que se las da de ser un ser humano súper inteligente, no supo contestar a esta simple pregunta y, claro, comprenderéis que los monos matemáticos se mostraran muy decepcionados con su inteligencia.
Ellos querían aprovechar la visita del capitán para preguntarle algo en lo que ellos estaban muy interesados, que era en saber el número de estrellas que hay en el firmamento, algo que el capitán Miguel conocía perfectísimamente, pero que, finalmente, nadie le preguntó.
Así que los monos se quedaron sin saber el número de estrellas, y el Capitán Curioso se quedó con las ganas de conocer el secreto de la exquisita receta de “garbanzos con bananas”.
Pero… esperad… ¿qué hago yo narrando esto? Esta no es la aventura que os iba yo a contar… perdonad, olvidad lo que he dicho, vuelvo al principio…
Que ¿qué?
¿Qué es lo que oyen mis oídos?
¿Que queréis que os termine esta?
¡Vale, vale, os la termino!
Cortesía de Cigarrón del Monte, ¿eh? Pero, después, vuelvo al trabajo, que ya veréis que os va a gustar, porque trata de vosotros y de vuestro planeta Torre…, sí, sí, eso quería decir, Tierra, no hace falta que me corrijáis, lo tenía en la punta de la lengua. Como iba diciendo…