Muy joven. Muy ingenua. Pensaba que lo sabía todo, en realidad, lo ignoraba casi todo. Pero Blanca tumbada en la cama con los codos sobre el colchón y las piernas flexionadas hacia arriba y sus pies envueltos en calcetines con la imagen de su ídolo musical mordisqueaba el lápiz despreocupada, mientras rellenaba un test de “conoce a tu pareja perfecta”, ajena al destino que se le aproximaba como una pesada losa sobre su vida.
Su madrastra se casó con su padre, noble de buena cuna, pensando que la vida le iba a resultar fácil. Se equivocó por completo, tras su muerte tuvo que aprender las maneras de los hombres para tratar los negocios que había heredado de su difunto marido:la “magic espejo company”.Negocio que más que dinero sólo le había proporcionado quejas en su clientela por la extrema sinceridad que mostraban estos al asomarse a ellos.
Aún así, no escarmentada, la madrastra quiso repetir fortuna con su hijastra Blanca. Una mujer, de lo que tiene que ocuparse es de saber escoger bien a su marido para que la sustente y la colme de lujos y presentes, pensaba.
—Espejito, espejito mágico cual es el noble de más alto rango soltero — preguntó la madrastra.
—El príncipe— contestó escuetamente el espejo mágico—. Pero déjeme decirle que….—La madrastra no quiso escuchar más, con una sonrisa maléfica fue a comunicarle la noticia a la que ella creía incorregible hijastra.
Blanca contestó de mala gana al aporrear en la puerta de su madrastra. Le dijo a su amiga Bella(que llevaba no sé cuanto sin levantarse de la cama, con la excusa de una maldición para no ir al instituto), que la colérica de su madrastra la estaba llamando, que iba a cerrar el messenger para que no fisgoneara.
—¡Qué!—Espetó de mala manera al abrir la puerta.
Su madrastra de manera lenta y parsimoniosa comenzó a exponerle su irrevocable decisión de casarlo con el príncipe en próximas fechas. Al abandonar la habitación, Blanca, se quedó, tumbada en la habitación,llorando.
—Pajarito, ayudame-dijo sollozando aún—¿Qué puedo hacer?Yo quiero ser una chica fashion, ser la ganadora de gran hermano, vivir mi vida. Quiero ser una estrella del pop y salir con algún futbolista. Mi querida niña—le dijo su agarponi—,tu madre no es mala, quiere para ti lo que en otros tiempos era la única opción para una mujer, depender de un hombre. Ahora son otros tiempos, pero a ti no te han enseñado a sobrevivir en estos tiempos. Créeme niña, la naturaleza es sabia y yo soy naturaleza. Ser la ganadora del gran hermano no es la única opción, de hecho es una de las más difíciles, y si no sabes, de todas maneras te serviría de bien poco.
—Yo ya sé-dijo ella convencida.
—Tu no sabes nada, niña, pero no es culpa tuya. Es que no te lo han enseñado.
—¿El qué?
—El gusto por aprender.
—Aprender qué.
—Pues lo que sea. Todo. Que sientas deseos de saber cual es la realidad que te rodea en todos los sentidos. Sabiduría.¿Te suena de algo esa palabra?No,¿verdad?Pues te diré un secreto:Sabiduría es igual a independencia.
—Pero yo quiero mi príncipe, pero el que yo elija.
—La independencia no está reñida con el amor , de echo lo fortalece, puesto que la pareja se basa en la mutua libertad. Ninguna persona es dueño de nadie salvo de si misma— concluyó el agarponi, dio un golpe de alas y se perdió por el jardín.
Con los consejos de su mascota en la cabeza, Blanca, decidió marcharse del castillo de su madrastra, no sin antes soltar una lágrima al despedirse de su teléfono móvil. Tenía que romper todo contacto. Aun no había salido de los alrededores del castillo cuando en el primer semáforo el leñador se interpuso dispuesto a darle un hachazo al motor del pequeño utilitario de Blanca.
—¡No puedo!¡No puedo!— dijo tapándose la cara arrepentido de la acción que iba a cometer—.Tu madrastra me ha encargado que impida tu marcha. Pero, pobre chiquilla, te espera una vida desgraciada-tomó aire y soltó en voz alta-:¡Tu príncipe está en paro!
—Pues vaya notición, como media humanidad.
—No, es peor, es¡góthico!Y no hace nada.
—¿Nada?
—Bueno está con algo de videojuegos pero,¿qué haces ahí parada?¡Huye!,¡huye, chiquilla!Y no vallas a pilates ni pases por los centros comerciales. Te estarán esperando. Blanca, atravesó bosques y llegó a lo más profundo de la sierra. Allí, cansada, encontró una cabaña, sin mirar nada cayó rendida sobre unas pequeñas camas.
A la mañana siguiente, unos pequeños dormitaban sobre el suelo(no se habían atrevido a despertarla al llegar. Blanca, se sobresaltó al verlos. Estaban sucios, llenos de carbón. Contó hasta siete. La casa estaba completamente desordenada, ¡más que desordenada: desaliñada!
—¿Tú eres una mamá?—preguntó el mas atrevido.
—¿Cómo has llegado hasta aquí?,¡vete!—dijo otro gruñendo.
—¿Te quedarás?—preguntó otro sin perder la sonrisa.
Otro de ellos iba a decir algo pero se quedó callado en el último momento. De los que quedaban uno sencillamente se sonó con gran estruendo, otro bostezó y el último , sin mediar palabra decidió abrazarse a ella con cariño.
Blanca les puso nombre:Sabio, Gruñon, Feliz, Tímido, Mocoso, Dormilón y Mudito. Los pequeños le explicaron que eran huérfanos y que se ganaban la vida trabajando en una mina de piedras preciosas de sol a sol. Blanca les aclaró que aquellas piedras que recogían tenían un valor inmenso y que a ellos no les daban ni las migajas de lo que valían. Y que tenían ese valor únicamente porque se especulaba con su valor en los mercados bursátiles, germen y origen de la pobreza en el mundo. También les enseñó con mucha paciencia a realizar las tareas domésticas y a cuidar su aseo personal. Les explicó qué esos conocimientos eran tan básicos e indispensables cómo saber sumar y que se sentirían más libres e independientes cuanto más tareas aprendieran y realizaran. Poco a poco, paso a paso y ayudados en el aprendizaje por los animalitos mágicos del bosque la casa y ellos fueron tomando un aspecto digno y reluciente. Blanca, que estaba siguiendo a pies puntillas los consejos de su agarponi, les conminó, cuando se percató de que dominaban las tareas básicas, que no se obsesionaran con la limpieza y que guardaran algo de su tiempo para el cultivo de la mente.
Ella se aplicó el cuento: comenzó a interesarse por las técnicas de cultivo ecológico y de ganadería tradicional entre los lugareños de la zona. Por las noches estudiaba las enseñanzas aplicadas a las técnicas de jardín de infancia. Fueron días duros pero finalmente dieron sus frutos, los pequeños y la escuela eco-granja fue una realidad.
La madrastra, durante este tiempo, se preocupó más en buscar un buen partido para ella(que la sacara de deudas) que en su hijastra. A su oído llegaron noticias de que Blanca se había convertido en una emprendedora capaz, segura e independiente. Así que ésta, más por despecho que por otra cosa, decidió acudir de nuevo a su espejo mágico en busca de ayuda.
—Espejo, espejíto mágico— le dijo—¿dónde se encuentra ahora Blanca? ¡Muestrameló!
El espejo mostró como todos los pequeños se despedían de ella dispuestos todos, con sus mochilas para asistir al colegio, después Blanca canturreaba mientras daba de comer a las gallinas y abría la estancia para que ovejas, vacas y caballos pacieran tranquilamente. La madrastra no lo pudo soportar y se disfrazó de agente de venta de una inmobiliaria. Al llegar a su casa hizo como si se hubiera perdido, Blanca la hizo pasar..La madrastra estaba irreconocible, tanto de físico como de carácter. Se mostraba simpática, agradecida y llena de buenos modales. La engatusó y acabó firmando la hipoteca de un adosado por mil doscientos euros al mes durante cuarenta años. Cuando blanca reparó en lo que había hecho se desmayó tan profundamente que nada era capaz de despertarla. Los pequeños la lloraban. Pasaron los días y blanca no se despertaba, fue entonces cuando llegó aquél muchacho, un tanto despistado, buscando trabajo. Los pequeños lo pusieron al tanto del drama. El muchacho cogió con autoridad el contrato de hipoteca, lo miró con atención y exclamó—:¡No tiene validez, este lugar está fuera de la jurisdicción del reino! Créanme, lo sé bien, soy el príncipe.
Blanca despertó instantáneamente al escuchar estas palabras…
Y ahora viene lo de y fueron felices y comieron perdices pero hay que aclarar que Blanca no le pudo dar trabajo. El chico siguió buscando, malos tiempos para él, no había ningún reino que ofreciera un puesto vacante de Rey,pero no perdieron el contacto. Finalmente el amor se consolidó entre ellos, y Blanca se decidió a que se viniera a vivir con ella.
Los días han pasado y la magia de lo cotidiano envolvía aquel lugar. Príncipe sacó los tiestos del lavavajillas, tendió la ropa, y les llevó el desayuno a la cama a los pequeños( a él le gustaba especialmente hacerlo y a los pequeños les encantaba, se vistieron, se cepillaron los dientes y bajaron todos a ordenar sus mochilas.
Blanca los esperaba abajo, se despidió de ellos, se tomó el café rápido y se fue al trabajo despidiéndose de su pareja con un beso.
Al caer la noche, con los pequeños ya dormidos. Blanca se acercó a Príncipe.
—¿Qué tal vas?— le dijo.
—El diseño del videojuego está prácticamente terminado, pero, no sé…tal vez, tal vez, algún día me encuentre a la gente jugando con él en sus casas.
—No pienses que es un cuento de hadas. Lo sé porque a mí me ha ocurrido.
Y ahora sí:colorín, colorado, este cuento, se ha acabado.