—¡CAPITÁN MIIIGUEEEEEL!
—¡Capitán Miiigueeeeel!
—(¡Capitaaaaaaán! )
¡CAPITAN MIIIGUEEEEL! ¡Nada, que no contesta! …
¡Ah, que estáis ya ahí! Pues a los que me conocéis, me alegra veros de nuevo, a los que no, me presentaré: Cigarrón del Monte, de profesión narrador y miembro de la tripulación de La Chatarra Alocada.
Las otras voces que habéis oído en la lejanía también pertenecen a algunos miembros de la tripulación.
El que gritaba el nombre del capitán algo más alejado de mí es Multibrazos, el técnico de la nave, un robot que se enorgullece de pertenecer a la primera generación de robots con sentimientos; además, Multibrazos tiene la pifia de años. En estos momentos, nuestro amigo trae en los brazos una pecera con Pesaíto dentro.
Pesaíto, también miembro de la tripulación, un pez de colorines que se ocupa de la navegación por el mar en las raras ocasiones en las que no navegamos por el espacio sideral.
A Pesaíto no le gusta ser transportado por Multibrazos porque le fastidia que su larga barba de estropajo de aluminio se cuele en la pecera y él no pueda hacer nada por evitarlo.
Pero no por ello deja de estar igual de preocupado que los demás y es que… ¡SE NOS HA PERDIDO EL CAPITÁN MIGUEL!
A Pollito, el ratón sabio, cuyo nombre se debe a su color amarillo (eso es, amarillo pollito, lo habéis adivinado) ni se le oye de lo apartado que está de nosotros y, menos con este viento que hace aquí, en el planeta Borrasca, aunque ni el viento, ni la lluvia, ni la nieve, ni el granizo, ni la niebla, ni los truenos y, mucho menos, los rayos conseguirán que abandonemos la búsqueda del capitán Miguel.