
LA COCINA ANTIGRAVITATORIA
—Por cierto —le dije a mi tripulación—, en ese grupo, ¿no estaba el tipo bajito que os mencioné antes? Un cigarrón, eso es, un cigarrón.
—Casualidad, capitán —contestó Gamba en Escabeche—, pero continúe, continúe.
Y continué:
No importaba cuánto de ultrapeligroso fuera aquel lugar. Merecía la pena. Atracar allí significaba recargar de energía tus velas o motores por largo tiempo.
Atracar allí significaba recargar tu estómago por más tiempo todavía.
Y es que los hermanos Lombardi, (¡ay estos hermanos Lombardi! Que siempre me provocan un sonriente suspiro estomacal cuando los evoco,) manejaban sus tentáculos como nadie, y lo mejor de todo es que tenían el mismo número de tentáculos en la cabeza que en los pies y con cada uno de ellos cortaban, desplazaban y sazonaban cada uno de los ingredientes de la Baloon: carnes de la plazería, quesos de la parmasería, jamón de la jamonería y aceitunas de…de la aceitunecería será, ¿qué se yo?
El caso es que echaban todos los alimentos ahí a cascoporrro a una cocina antigravitatoria.
Quéee????
Que no sabes qué es una cocina antigravitatoriAAAAA?
puedes seguir leyendo en Amazon