Que cuando la cosa se puso fea en el mes de junio, el período de la redistribución de la riqueza, mucha gente se puso a atacar a los ricos, a sus costumbres, y yo, cómo no, me sumé a la tarea, y centré todo mi odio en desprestigiar una norma social que me pone de los putos nervios y con la que estos diferencian quiénes son de su clase social y quiénes no lo son, y quiénes aspiran a serlo y no lo consiguen: la de tener la tapa del wáter bajada en las visitas de invitados.