Otra teoría de la conspiración que está haciendo las delicias del personal de todos los hipocondríacos conspiranoicos del coronavirus es que dicen que el coronavirus se transmite por la vibración del sonido, fundamentalmente de la voz, que ni aerosoles ni gotitas de agua, ni polla en vinagre, que es un virus que tiene que ver con los saltos cuánticos, y que ahora, con poner cuántico en un sitio, ya suena a místico, supercalifrístico y espialidoso, aunque nadie tenga ni puta idea de qué es exactamente la física cuántica, sus alcances y limitaciones, por mucho que hayan visto El secreto mil veces y hayan visto ‘las peotitas’ de los electrones quedar pegadas en una pizarra.
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