El discurso influye de una manera decisiva en el comportamiento. El discurso se ha trabajado para influir de una forma conservadora en las mentes; hace falta un discurso igual, pero progresista, para contrarrestar la influencia de las fijaciones en la mente a través del habla, de tal manera que, por ejemplo, el dicho ser pobre pero honrado se desfijara para dar el supuesto mucho más cercano a la realidad, como el de soy rico pero honrado y, por ende, la similitud entre legal y honrado que no es la misma cosa.
Reflexión de Miguel Alda en ISIS en el año 2007.