En el gabinete de psicología del doctor Holtz
—Querida Anicka, ¿qué trenza más bonita llevas hoy? ¿Te la has hecho tú?
—No, me la ha hecho Sandy, una chica muy maja que trabaja en una de las peluquerías del hotel. Daisy me la recomendó especialmente.
—Daisy es un amor. ¿Y cómo estás hoy?
—Muy bien, doctor Holtz.
—Ya sabemos los resultados de los test. ¿Quieres saberlos?
—No me interesan. Los test son muy aburridos.
—Pues los has hecho muy bien. Son realmente impresionantes para tu edad. Eres una persona muy especial y, con el tiempo, lo serás más.
—Muchas gracias, doctor Holtz.
—Muy bien, pasemos a la siguiente prueba. Ahora te voy a enseñar una serie de imágenes y me gustaría que me contaras qué es lo que ves en ellas. Vayamos con la primera.
—Una mancha.
—¿Y en esta?
—Otra mancha.
—Sí. Claro. Son manchas o no pueden serlo. También pueden ser otras cosas. Dime una de ellas.
—Pues esto puede ser la huella de un elefante en la arena mojada de la sabana.
—Muy bien, Anicka. Lo has conseguido. Veamos qué ves aquí.
—Estos son dos caballitos de mar a punto de darse un beso.
—¿Y está?
—Esta es un murciélago.
—¿Y está?
—Esto es lo que me pasa a mí cuando voy muy rápido y salgo despedida por dos sitios opuestos a la vez. ¿Ves? Aquí hay como dos conejitos cada uno dispuesto a salir para su lado, pero los conejitos tienen la cabeza vuelta, y se miran las caras a pesar de que sus cuerpos se dirijan hacia direcciones opuestas. Esto es lo que me pasa a mí cuando ando muy deprisa por la noche, que me dividido, y, entonces, cuando pasa eso, me da mucha risa. Pero nunca hay nadie conmigo para poder contárselo y reírnos juntos. Y, entonces, me siento un poco sola y me pongo muy triste.
—No estás sola, Anicka, hay mucha gente aquí que te quiere mucho. Además, ya está bien por hoy, ve a jugar y a divertirte. Mañana te espero a la misma hora, que pases un lindo día, Anicka.
—Muchas gracias, doctor Holtz, igualmente.