El Partenón, Atenas, Grecia. Siete de la mañana, hora local.
Hoy se ha organizado una protesta a la que el Livuk ha dado en llamar El fin de la autoviolencia. Es la última bonzonada de la aldea global, y, a verla, van a acudir miles y miles de personas en todo el mundo, para vivirla en vivo y en directo, como se dice ahora.
De todas formas, si no puedes venir, da igual, no te aflijas, Populus ya ha anunciado que interrumpirá todas las comunicaciones para retransmitir en streaming toda la bonzonada, de principio a fin.
Desde los medios de comunicación acusan a Populus de ser el gran dictador, el que decide sobre la parrilla televisiva, el que se salta a la torera la voluntad de los medios de comunicación privados, que hasta el momento solo ellos decidían qué era lo que salía o no por televisión.
Como un ciudadano más, haciéndome pasar por un pijo chileno que viene a ver lo que sucede en Europa, me acerco a Atenas en un momentito para vivir esto de primera mano.
Allí, oh, qué casualidad, me encuentro a un gran aficionado a las bonzonadas, más que muchos obreros jubilados a las obras, Virgilio, que no se pierde ni una, y que asiste a esta con mucha nostalgia de saber que será la última.
—Que te pierdes, Virgilio, que te pierdes, que te conozco como si te hubiera parido.
Virgilio, la Paca y el Chatito ahora son una familia bien avenida y la Paca y Virgilio se hablan como si llevarán toda la vida juntos.
Ahora ya no me queda ninguna duda de que era con la Paca con la que estaba chateando, y que tiene varias cuentas, entre ellas, la crueldad de la rubio platino, y que está planeando, tal y como intuía yo, algo muy pero que muy gordo en relación a las cucarachas, pero de momento, me resulta imposible acceder a su ordenador, que es inhackeable, y esto me hace pensar que la teconología de la Paca es altamente superior a la de nuestra civilización. Algo completamente incomprensible, y, que me refuerza a un más en los motivos por los que me habéis mandado aquí.
Virgilio farfulla unas palabras ininteligibles y la Paca hace que le ignora mientras clava una pajita en un zumo de tetra brik de piña que le da al chatito.
Aquí todo está preparado para La Gran Bonzonada. Solo hay dos novedades que Virgilio no se esperaba. La primera es que hay un buen núcleo de gente de la red social de los sicópatas que, orgullosos de su variante genética, han decidido acudir al evento vestidos de riguroso luto de etiqueta, tal y como anunciaron en su red social dentro del Livuk.
En él, hay una nueva aplicación llamada Gossip que informa a todas las comunidades sociales de lo que se está hablando en las otras comunidades; para no aburrir, Gossip se expresa en vuks del máximo nivel de abstracción de la información, vuks que son conocidos como las #sentencias y que no serían posibles sin el uso del poderoso algoritmo de síntesis de información, el Hacedor, al que cada vez se le encuentran más aplicaciones.
Algunos dijeron hace algún tiempo que deberían echar a los sicópatas así como a la red de pederastas, asesinos, y demás gente de moral dudosa, del Livuk, pero lo cierto es que el LifeBook o Alife o Alive Book, que de todas estas formas se puede escribir según las normas de la neolengua, no es de nadie, ni nadie puede echar a nadie, ni tampoco existe la censura. Hay millones de redes sociales, algunas de las cuales se conforman de forma automática, a medida que el Hacedor va haciendo pattern matching con los gustos inconscientes de las personas, y poniendo en contacto a gente que jamás por sí misma se hubiera conocido.
Los sicópatas, según han contado en sus vuks, han decidido asistir porque no comprenden el suicidio, les parece un misterio de la naturaleza, al igual que la empatía o el altruismo, e impunemente, se pasean por el Partenón sin miedo a que nadie les detenga, ya que son defendidos por los mejores abogados de la nueva justicia privada.
La segunda novedad es que entre los futuros bonzonados, se encuentra Miguel Ángel, el nuevo Papa y la crème de la crème de la elite religiosa mundial.
El evento va a empezar. Los últimos trabajadores de la Cruz Roja se apartan desanimados, por no haber podido convencer a los viejitos de la tercera edad de que no se quemen vivos.
La Paca agarra a Virgilio para que, según ella, no haga ninguna tontería.
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Los cuerpos comienzan a surtir en llamas. La gente ha hecho un ohhh mientras graba en directo el evento desde la plataforma de streaming de Populus. Muchos millones de personas en todo el mundo están viendo la gran Bonzonada por internet.
Los sicópatas, colocados de forma agrupada, observan el suicidio colectivo hipnotizados por las llamas. Piensan los psicópatas que no somos nada, solo polvo de polvo, y que todo pasa, porque, como decía el poeta, lo nuestro es pasar.
Reflexiones de corta vida, porque algo inesperado está ocurriendo, y la gente ha dejado de grabar, quiere ver esto con sus propios ojos.
De cada uno de los cuerpos en llamas, está saliendo una figura transparente, llena de luz color plata, una figura translúcida y asexual, que ha comenzado a levitar en posición de flor de loto por encima de los cuerpos carbonizados.
—Es el alma, es el alma, es el alma —ha gritado Virgilio como un loco.
Los psicópatas se han alterado mucho al ver todo esto, y alguno se ha acercando con la intención de tocarla:
—Venga ya, es un truco —dicen muchos en la red.
Al hacerlo, el ser de luz se ha multidividido, y estos han comenzado a girar en círculos, y a ponerse de diferentes colores, hasta crear una esfera de luz blanca, que se ha mantenido así por unos segundos.
Todo el mundo está muy admirado. Algunos, han comenzado a tirarle cosas a la esfera, para ver si se mueve. Una zapatilla ha entrado de lleno en su parte central y el círculo se ha vuelto a dividir en las figuras originales que ahora, como fantasmas del pasado, vuelan rápidamente y en picado directos al público.
La gente ha comenzado a gritar y a dispersarse:
—A mí, no; a mí, no —gritan temiendo que se metan en sus cuerpos.
—A mí, a mí, métete dentro de mí, —dice la Paca.
Cuando apenas queda casi nadie en la explanada, solo la Paca con el chatito, las figuras han salido volando hacia el cielo y allí han desaparecido. En el suelo, quedan los cuerpos inertes, carbonizados, esperando a que alguien los apague y tire a la basura.
—Y ahora, ¿adónde vamos? —dice Virgilio con pesadumbre, como si en realidad estuviera haciendo una pregunta existencial.
—Ahora, volvemos al banco de Adil, pero a otra sucursal que han abierto en otro barrio, vamos a abrirle una cuenta al chatito, para que con todo el crédito de Adil, él pueda curarse.
—Ni loco, pero es que ni loco, ese hombre es el demonio, y va a acabar con todos los recursos de la tierra. Yo no vuelvo más allí. Con una vez que vayamos, basta.
—¡No me calientes la cabeza! ¿eh? El Chatito tiene necesidades, y nosotros lo único que tenemos que hacer es estafar a ese ricachón ingreído, como hace todo el mundo que va, o ¿realmente crees que la gente tiene intención de devolver los créditos? Santa Rita, Rita, lo que se da, no se quita, lo sabe hasta el Chatito, ¿verdad, hijo?
—Verdad, mami, verdad.
La familia se dispersa junto con el resto de la gente. Otros, en cambio, se quedan allí, tienen pensado enterrar los cuerpos carbonizados bajo el partenón.
Al entrar en las ruinas del edificio, veo que hay muchas cucarachas por ahí, corriendo, parándose un rato, como si se cargaran de energía, y luego largándose de allí, lo antes posible.
Otros como yo, entran dentro del Partenón y respiran hondo, porque dicen que, en él, uno se siente mejor y puede concentrarse para meditar más fácilmente.
Poco a poco, los atenienses, impactados por la bonzonada, se han ido acercado al templo hasta que una pequeña manifestación se ha ido creando allí de forma espontánea.
Quieren comprobar sobre todo si eso que han visto por internet ha ocurrido realmente y van con sus móviles y su instrumental científico para saber si Miguel Ángel y el Papa han muerto de verdad o, si por el contrario, no han hecho más que una performance reinvindicativa.
Me voy fundiendo entre la gente, que al sentarse, han ido formando un gran círculo asambleario que ocupa todo el templo.
La gente, muy pro 17R, discute una vez más sobre la imperiosa necesidad de llegar al fin de la autoviolencia como forma de protesta.
Uno de los asamblearios está terminando de hablar cuando del centro del círculo, poco a poco ha ido aparenciendo un pequeño agujero negro, que por momentos, se va haciendo cada vez más grande, hasta llegar a conformar una negra pantalla virtual, al más puro estilo Populus en la fiesta R.
La negrura de la virtualidad poco a poco va cogiendo color, hasta que nuestro ojo humano puede reconocer imágenes en ella y lo primero que identificamos es el templo sagrado de Lhasa, en el Tíbet.