–Dime, Margaret, he tenido que desplazarme desde el palacio presidencial hasta nuestras instalaciones para obtener una conexión segura, no me fio del satélite en estos confines de la jungla. He pasado de menos dos grados al verano austral de Zimbawe en pocas horas, por favor, sé breve, yo también tengo que comunicarte nuevas directrices.

–Perdona, Adolf, te veo bien pero se escucha fatal, hay ruido de fondo.

–Es inevitable, son las cataratas, estoy en el exterior, necesito cobertura, bienvenida a África, ¿te vienes?

–Ja, ja, no, gracias, estoy muy bien aquí, en Nueva York. Bien, una palabra: Baphomet.

–¿Baphomet? ¿Y eso qué es?

–Te he enviado los informes encriptados a Zúrich, pero hay que actuar urgentemente.

–¿Por qué?

–Porque Baphomet es una fecha: Viernes 13.

–Entiendo. Un poco justos, ¿no crees?

–Si no llega a ser por mí, todavía estarían dándoles vuelta a la cábala.

–Gracias, Margaret, ¿algún otro dato relevante?

–Algo traman, aunque no sabemos qué. Puede que intenten escapar. Necesito directrices, tendrás que hablar con ellos, con los faraones…

–Entiendo, hablaré con ellos.

–¿Qué me tenías que indicar tú, Adolf?

–Bien, esto es Margaret: los fara… los organizadores no encuentran avances para sus fines en los resultados de los experimentos, salvo en los de Alexia, y desean acelerar el proceso y probar la vacuna letal. Quieren estar seguros.

–¿La vacuna letal? Si lo hacemos, podríamos perder un valioso especimen para…

–No trate de entenderlo, Margaret. Realice sus gestiones a la mayor brevedad.

–Si Alexia muere, yo me vería…

–Si Alexia muere, será un suicidio.