¿Estáis preparados para el fin del mundo? (128)

–No creo que se trate de una cuestión meramente política. Evidentemente, el cambio de la política de Cuba hacia un aperturismo capitalista siguiendo el modelo chino implica una aceptación, una adaptación de la legislación respecto a los puros cubanos que, como todos sabemos, carecen de cualquier aditivo, y esto es lo que les permite su adscripción al grupo de alimentos sanos.

–Lo que usted argumenta es ridículo. Con aditivos o sin ellos, se trata de tabaco, a no ser que, en algún tipo de cocina creativa, tan en boga en estos últimos años, se haya buscado una manera de utilizarlo como aditivo.

–El tabaco también se masca.

–El aditivo, le ruego no me interrumpa cuando es mi turno, no se puede considerar alimento, y, aunque lo fuera, los perjuicios de su uso seguirían inalterables.

–Lo mismo ocurre con el café y no veo que nadie lo utilice como cabeza de turco de todos los males sanitarios.

–El café perjudica única y exclusivamente al que se lo toma, y el que lo hace es perfectamente consciente de sus efectos contraproducentes para la salud.

–¿Es que el café caliente no produce humo? ¿Es un problema de combustión?

–Un guiso de tabaco también produciría humo nocivo.

–No me haga mencionar aquí las torres de alta tensión, los repetidores de telefonía o los contaminantes del plástico del agua embotellada cuando la temperatura supera los treinta y siete grados.

–Aquí estamos hablando del tabaco. Cuando se carece de pruebas, se tiende a intentar focalizar la atención en temas que no vienen al caso.

–¿Por qué siempre el médico pregunta si usted fuma? Y ¿por qué no pregunta también si usted vive bajo una torre de alta tensión o cerca de un repetidor? ¿Sabe cuántos agentes nocivos se encuentran en un metro cúbico de humo de tabaco? Doscientos. ¿Sabe cuántos hay en un metro cúbico del aire que respiramos aquí, en Nueva York? Veinte mil. Los puros de Cuba son sanos, no veo ningún impedimento para que estos sean los patrocinadores oficiales del torneo de tenis Roland-Garros.

–Lo siento, no tenemos tiempo para más turnos de réplica. La semana que viene en “Ideas enfrentadas, posturas irreconciliables”, tendremos otro apasionante tema de debate. ¿Prefieren los hombres a las mujeres con pechos naturales o con pechos de silicona?

[… ]

–¡Eh! Se espera un gran partido. Ramsés, eres único organizando reuniones, toda la sala de prensa para nosotros. Tenemos mejores vistas desde las cristaleras que el juez, no se nos va a escapar ni una bola.

–Ramsés, está bien que nos avisaras de este punto de encuentro patrocinando el torneo de tenis de Roland Garros, pero se acabaron los eventos deportivos porque este subNORMAL DE ALEJANDRO no hace otra cosa que poNERSE A MIRaag, gó, gó, gó, aaahg, gó, gó, gó.

–Alejandro, querido, Moctezuma tiene razón, deberías poner más interés.

–Pero, ¡si lo pongo…! ¿Verdad, Ramsés?

–¡Dejadme! Estoy pendiente de la llegada de ese tipo, no me fío de él.

–Seguro que ese caballero nos pega algo, no me gusta que esté presente, ya me sudan las manos.

–Ya quisiéramos que nos pegara algo, Napoleón. Ese tío tiene el coco metido en un cuerpo inmortal. Pásame el bacalao y el lechoncito, y algo de buey, también.

–Gengis, sabes perfectamente que no tengo ni la más remota idea de cómo se sirve eso.

–¡Mirad a Atila! No sale de aquel rincón, seguro que también tiene un mal presagio.

–Estamos algo tensos. A ver, pásame uno de esos puros que hemos creado que YO soy el experto.

–Toma, inválido.

–Todavía te puedo dar una patada en tu eNORNE CULO GRASIENTO. Aaag, gó, gó, ¡Puaf! Pero, ¿qué mierda es esta? Esto no es cubano.

–Mil cuarenta y ocho… Los produzco yo en China. Llegué a un acuerdo de derechos con los cubanos. Son muy pocos los que se han fumado un puro auténtico de Cuba, los chinos se han sabido aproximar al sabor y a la textura en tiempo récord. Un buen negocio… Mil treinta y siete…

–Pues haber avisado, Carlitos dos números. ¡Esto es el colmo, por mí ya puede venir el Armagedón! Puros chinos. ¡Y para ya! ¿Qué coÑO ESTÁS CONTANDO?

–Los segundos que faltan para que venga ese ser. Me da miedo.

–Tranquilos, me he ocupado de la seguridad. Además, va a entrar por el pasillo insonorizado y lo meterán en el estudio de grabación, lo escucharemos por el sistema de audición, lo veremos a través de los ventanales, no os podrá hacer nada.

–Tú sí que sabes montar reuniones, Ramsés.

–Gracias de nuevo, Alejandro, eso ya me lo habías dicho. Pero no por eso te vas a librar, dame el I-PAD, hoy te quedas sin ver la cámara-escote.

–No soporto las esperas, caballeros, ¿y si jugamos a algún juego?

–Sí, Napoleón, vamos a jugar a maricón el último, así sabes de antemano que has perdido. ¡Ja, Ja, aaagh, gó, gó, já, já!

–No soportas que haya una mujer culta y refinada en el grupo, cerdo machista. ¿Sabes lo que voy a hacer? Voy a sacar el florete de mi bastón para cultivar una de mis grandes debilidades contigo: comprobar si la cosita te funciona y, si no, cortártela.

–Napo, hombre, era broma. ¡Carlos I, Carlos V! ¡CaaAAARlos! ¿CuÁNTO FALTA?

–Y cero. Ahí está.

–…

–No os preocupéis. Yo hablaré, soy el anfitrión… Señor Mac Cain, tiene usted algo que decirnos.

–¡Vaya!

–¿Vaya?

–Sí, esperaba encontrarme unos tipos serios, con trajes negros, gafas oscuras, todo eso, y salvo el viejo, me encuentro un grupo de fantoches disfrazados.

–Estoy tan por encima de usted que ni me molestaré en decirle lo que pienso de su aspecto, usted no concibe el verdadero valor del tiempo, así que, le pido que sea absolutamente conciso y breve.

–De puta madre. Opino lo mismo, así que, ahí va: se acerca el final, el auténtico, a mí no me preocupa, seré de los que queden. Lo que sí me preocupa es el después. Después no quiero que usted esté por encima de mí, me conformaré con ser su igual. A ustedes lo único que os preocupa del después es la posibilidad de no tenerlo. Os cambio después por después.

–¿Quiere decirnos, señor Mac Cain, que pretende ser uno de nosotros? ¿Un organizador? ¿Un faraón?

–Sí.

–¿Y a cambio de qué nos va a dar la posibilidad de sobrevivir? ¿Nos va a facilitar acaso un cuerpo como el suyo?

–Sí.

–Ramsés, dile a ese viejo que la única forma de ser faraón es venir apadrinado por otro faraón. Nuestras leyes no están escritas, pero nunca nos han fallado, por eso no las quebrantamos.

–¡Me he enterado, cadáver viviente! Si no te limpias el culo con tus leyes no escritas vas a ser un cadáver a secas.

–Está usted muy seguro de que va a sobrevivir, señor mitad humano, mitad máquina. Podría ser un virus lo que generase una pandemia mortal y que esta fuera el motivo del fin de los tiempos conocidos.

–Una extraterrestres podría también o alienígenas ser invasión.

–Dice que podría ser también una invasión de alienígenas extraterrestres.

–Es cierto, el otro día salió un ovni en la tele. Yo una vez vi uno, era como, como un puro largo, no, más bien como un cilindro con los picos… o mejor como…

–Yo digo que va a ser una nueva raza de psicópatas mutantes. Tiene más probabilidades.

–Porque tú eres ya uno de ellos, Carlitos numeritos. ¡Ja, ja! Aaag gó, gó.

–Lo que sea, ¿qué más da? El caso es que nos libremos. ¿Verdad, Ramsés?

–Cierto, Alejandro. Siempre te pones a bromear cuando desconfías de la situación y tienes razón en hacerlo, Moctezuma. Puede que sea usted mismo, señor Mc Cain, quien pretenda acceder al control de las máquinas. Desconocemos las particularidades de su cerebro. También puede ser que tenga un ejército de robots preparado para conquistar el mundo. O también pueden darse ambas cosas a la vez.

–O puede que sea el mismo Dios el que lo provoque, pero te digo que resulta que yo soy Belcebú y le PIENSO PLANTAR CARA. Y, si para eso me tengo que aliar con este mamarracho con gabardina, lo pienso hacer, hemos sido indestructibles y siEMPRE LO SEREMOS, ¡COÑoo!, gó, gó, aaahg.

–¡Cyborgs, no robots, señor Ramsés! Y el señor Moctezuma o como se llame, lejos de lo que a mí me parecía, (que estaba chocheando), ha resultado ser el más lúcido de ustedes. Además les diré que, a mi sistema respiratorio, no le puede afectar ningún virus ni bacteria, sencillamente porque lo que poseo es un sistema motor de hidrógeno muy poco atractivo para estos bichitos. Desayunaría psicópatas mutantes con salsa de alienígenas extraterrestres si hiciera falta y, si tuviera un ejército de cyborgs, ¿no preferiríais estar conmigo antes que estar contra mí?

–El Armagedón es cosa de Dios. ¿Nos librará tu cuerpo de la ira de Dios?

–El Armagedón es cosa de Dios y de Belcebú, tío con gorro de Napoleón en bata. ¿Quién es capaz de asegurar que Dios va a resultar vencedor, salvo unos cuantos curas que comen de eso? Que venga Dios con su paz y amor, qué miedo. ¿No han sido siempre los vencedores, los poderosos, los angelitos del inframundo? Bien, yo sí que soy de verdad un angelito y ustedes también podréis serlo si decidís aceptarme.

–Aceptáramos que si mucho señor Mac Cain si no más gana.

–Dice que el señor Mac Cain gana mucho más si aceptáramos que si no.

–Sí, es cierto. Resulta que este mamarracho con gabardina os tiene cogiditos por los huevos a vosotros, los señores importantes. ¿No veis que os conviene también, capullos? Soy lo único que tenéis, pero allá ustedes, yo me largo, atajo de locos.

–Señor Mac Cain, a usted no le preocupa el Armagedón, hace bien, porque de quien debería preocuparse es de nosotros. Somos nosotros los que nos vamos, hemos comprado el estadio, estará cerrado por reformas, nadie le escuchará en la sala de grabación cuando apaguemos el sistema de audio. ¿Cuánto tiempo le duran las pilas, señor Mac Cain? Amigos, doy por concluida la reunión. ¡Vámonos!

–¿Pero qué me está diciendo este cabrón? ¡Hijo puta! ¡Sácame de aquí! ¡Ramsés! ¡Ramsés! ¡Sácame de aquí, cabrón! ¡RAMSÉS!

–Ramsés, está aporreando el ventanal, tengo miedo.

–Tranquilo, Carlos V y I, tienen veinte centímetros de espesor, acondicioné el lugar para que fuera una verdadera jaula.

–Querido, no quiero contrariarte, pero está rompiendo el ventanal.

–Ha roto la.

–¡aaagHHH!

–¿Ahora qué, príncipe Ali-Babá de las tinieblas? No creas que se me van a acabar las pilas antes de ahogarte, mamón.

–Gengis Khan, haz algo, lo va a MATAaar, aaagh, gó, gó, gó.

–¿Qué quieres que haga? ¿Le tiro un bistec? Ramsés dispuso la seguridad por el otro lado. ¡Napoleón, tu bastón! ¿Napoleón?

–Eg… eg…Era… un farol…suéltame.

–¿Qué?

–Era…un…farol. ¡Ah! Quería… quería…comprobar si nos mentías.

–Pues haberme pedido que te enseñara la polla.

–Cariño, es usted fuerte e intrépido, me agrada, pero tenga cuidado, estaba esperando atento en el rincón con Atila dispuesto a utilizar mi bastón-sable.

–Eres obstinado, aprobación mi tienes. ¿Le clonado podré al me cerebro derecho trasladen hablar?

–Dice que si podrá hablar derecho cuando le trasladen al cerebro clonado. Eres inteligente, Mc Cain. Me interesa saber si mantendré yo mi capacidad de cálculo.

–Las palabras en tu subconsciente viajan más rápido que tu consciente para expresarlas. Con mi cuerpo, tú controlarás el subconsciente y tú aumentarás tu capacidad para manejar números.

–Oye, eres un cabronazo, Mac Cain, pero no te lo tomes a mal, a mí me gusta. Me pregunto cómo será el mundo sin necesidad de comer.

–Además, no ibas en serio con lo de ahogar a Ramsés, ¿verdad, Mac Cain? Eres un tunante caradura y ambicioso, me mola mogollón. Oye, con un body cyborg se tiene que hacer un swing fantástico, ¿verdad?

–¡Ja, ja! Al carajo la silla de ruedas. Este cisne negro ha resultado ser un MONSTRUO de Frankenstein, un VERDADERO FARAÓN. ¿Y bien, Ramsés?

–Yo he sido el último en llegar. Tengo derecho a apadrinar.

–…

–Y apadrino al teniente Mac Cain como nuevo faraón. A partir de ahora, tu nombre clave será Stalin.

–No me jodas.

–Una venganza debe ser inocente y divertida.

–Me has recordado que es hora de que ese ENVIADUCHO MESIÁTICO, ESE REDENTOR DE PACOTILLA, se entere de que nosotros solo ganamos.

–A mí, no me importaría jugar al polo con su cabeza.

–¿Lo paso un poquito por la plancha y le pongo una corona con las espinas del bacalao que me acabo de comer?

–Latigazos y también.

–Tantos como decimales contiene el número pí.

–¿Lo crucificamos sin piel? Yo me quedo la piel, dicen que es muy guapo.

–¿Qué piensas hacer con Miguel Ángel, Moctezuma?

–Que el que tenga algún pecado le tire la primera piedra, Ramsés, ¡JÁ! ¡JÁ! Ahora os lo explicaré, os va gustar, lo vamos a sepultar a pedradas. ¿Aló, Nexo…? Sí, tengo un encargo para ti, uno de los especiales…


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Este contenido está protegido, no puedes copiarlo ni publicarlo en otro sitio web.